En la
cafetería de los Crousier, Mía continuaba recibiendo palabras de condolencia de
personas que no conocía y que tampoco tenía la intención de conocer. ¿Quiénes
eran? ¿Qué estaba haciendo ella allí? ¿Qué podía decirles a esas personas? Todo
carecía de sentido. Y como si fuera poco, su aspecto no solo delataba su
carácter foráneo, sino que además, ante los pueblerinos, la hacía sentirse una
adoradora del Diablo. Su cabello oscuro, las uñas negras, la ropa de luto y su fotofobia
patente en su palidez llamaban inevitablemente la atención.
—Oye, Mía, ¿conoces
a Debbie? —le dijo Lorna, trayendo consigo a la joven Deborah Ruskin, que la saludó
nuevamente con una tímida sonrisa (ya lo había hecho durante el funeral, pero
no la había registrado).
—Hola, Deborah.
Gracias por venir.
—Debbie tiene
un gran talento con las flores. Deberías ver su jardín —continuó Lorna.
—¡Qué bien!
Yo no tengo suerte en la jardinería, cada planta que he tenido no ha
sobrevivido más de tres meses.
—¿No te
gustan las flores? —preguntó Debbie.
—Claro que
sí. Algunas veces, mi padre me llevaba esas rosas negras que crecen por aquí. Me
fascinan.
—Se llaman Black baccaras, pero no son negras en
realidad, sino de un rojo muy oscuro que da esa impresión.
—Ah...
—¡Debbie
tiene muchas de esas en su jardín! —agregó Lorna.
—Quizás
puedas enseñarme a plantar algunas —continuó Mía, solo para distraer su mente,
y la joven asintió con la cabeza.
Durante la
siguiente hora, Lorna se encargó de comentarle a Mía la vida y obra de la
mayoría de los presentes, como si leyera expedientes escolares, historiales
médicos y antecedentes policiales, excepto de las dos personas que habían
llamado su atención: Milo Boucher y Caín Stärker, y no iba a preguntar acerca
de dos hombres en medio del funeral de su padre como si fuera una solterona
desesperada.
De Debbie,
como la llamaban todos, Lorna enfatizó su timidez patológica, culpando a sus
temerosos padres por criarla como dos campesinos del siglo XV. Al detective Seth
Bauwens le dedicó apenas unos minutos, resaltando su personalidad cordial pero
reservada, cosa que Mía ya había percibido desde el primer momento. Después fue
el turno de Julia Martin, la madre soltera con inclinación hacia el detective;
le siguió J.J. Lavazzo, el hipocondríaco del pueblo, que hacía menos de un año
había comprado una casa junto a la del doctor Renau para no hacerlo caminar
tanto todos los días. Finalmente se quedó hablando de Eric Rourke, el hijo del
alguacil, con quien tenía un amorío algo complicado. El parloteo de Lorna
comenzaba a agotarla.
“Activar
acción evasiva”, oyó Mía en su cabeza, aunque era una buena distracción. Tenía
la sensación de que todos allí la miraban de manera extraña (el delirio
persecutorio era lo primero en su perfil psicológico). Comenzó a sentir el peso
de todas las miradas hasta que de pronto, imágenes veloces de rostros
diabólicos se cruzaron en su vista; sus demonios internos, acechándola una vez
más. Supo que estaba al borde de un ataque de pánico y su perturbación fue tal que
algunos lo notaron. Seth era el más perceptivo y el que mejor manejaba
situaciones de ese tipo, no por nada se había ganado su puesto de centinela. La
persuadió para salir del lugar unos minutos y respirar un poco de aire.
—No se
preocupe —le dijo y la guió bajo la sombra de un árbol—. En unas horas, todo esto
acabará.
—¿Tanto se
nota?
—Tal vez
pueda ayudarla.
—¿Cómo?
—Cierre sus
ojos...
—Respire
hondo y cuente hasta diez —interrumpió ella—. ¿Qué es eso? ¿Alguna técnica de
yoga o meditación que utilizan por aquí?
Seth arqueó
las cejas y la miró con una expresión reacia que trató de disimular.
—Lo siento, no
tengo un buen día —se disculpó ella—. De todas formas, ¿qué clase de detective
es usted?
—El mejor de
todos —interrumpió la poderosa voz de Caín—. Puede confiar ciegamente en el
detective Bauwens, hace muy bien su trabajo —añadió y le dio unas palmadas en
el hombro a Seth, un gesto demasiado familiar que este agradeció solo por formalidad—.
Lamento tener que retirarme tan pronto, pero debo regresar a Ravensburg, no sin
antes dejarle mi tarjeta.
Mía la tomó sin
vacilar y se preguntó por qué Caín estaba siendo tan amable realmente.
—Muchas
gracias, señor Stärker. No sé cómo agradecerle todo lo que ha hecho por mi
padre y por mí.
—Ya le dije que
se lo debía —respondió—, y recuerde que estoy a su disposición —agregó con una
sonrisa y se fue hacia su coche.
Mía no lo
había notado antes, pero de todos los automóviles aparcados, relucía entre
carrocerías oxidadas y vidrios polvorientos un flamante Audi S8 negro modelo
2009, una joya del diseño automotriz. Definitivamente, el dinero no era un
problema para Caín Stärker. Ella no era aficionada a los automóviles, pero
desde que había visto la película Ronin,
los Audi se habían vuelto un objeto de fascinación. Después miró la tarjeta.
Era austera y elegante, como su dueño. Tenía su nombre, su teléfono móvil y una
dirección de correo electrónico, nada más.
—El señor Stärker
es muy amable, se ha hecho cargo de todo —le comentó a Seth.
—Sí, es
muy... atento —murmuró él sin deseos de emitir más comentarios.
—La mayoría
de las personas aquí me miran raro. Tengo la sensación de que mi presencia les
incomoda.
—Es un pueblo
pequeño y aislado, y no suelen recibir gente nueva.
—Lo dice como
si usted no formara parte de él.
—Oficialmente,
yo vivo en Ravensburg, pero Lichtport pertenece a la misma jurisdicción. Tengo
buenos amigos aquí y me gusta venir a menudo —explicó el detective—. No
malinterprete a estas personas, Mía. Pueden resultarles algo pueblerinos, pero son
buena gente.
—¿Y qué hay
de Ravensburg? Apenas recuerdo la ciudad. Mis padres solían llevarme allí de
paseo cuando era pequeña: cine, restaurantes, juegos de video... No era muy
grande, pero si activa.
—Pues allí
todo es más urbano, como usted acostumbra.
—No crea que
no me agrada el pueblo, detective. Aún no he tenido tiempo de disfrutarlo.
—¿Planea
quedarse mucho tiempo?
—No estoy
segura. Algo me dice que tengo unas cuantas cosas que hacer por aquí, en cuanto
deje de ver todo negro a mí alrededor, claro.
De pronto, un
cuervo se posó sobre una de las ramas del árbol bajo el cual Mía descansaba.
—Hola —le
dijo ella co una sonrisa relajada, pero el ave ni se movió.
Seth también
lo observó y luego la miró a Mia.
—¡Qué tonta!
Como si fuese a responderme —dijo ella y se encogió de hombros.
—Algunos lo
hacen.
—Sí, con
chillidos. —El ave hizo un sonido agudo y remontó vuelo, alejándose—. Se lo
dije.
—De hecho,
los cuervos graznan, no chillan.
“Gracias por
la lección de lenguaje”, pensó ella, pero no lo dijo. En su lugar, se limitó a
un ligero “Ah”.
—Trate de
relajarse, Mía, y tómese su tiempo necesario aquí. —Seth colocó su mano en el
hombro de Mía de un modo que procuró ser tranquilizador y se tomó unos segundos
para tratar de adentrarse en ella, mas las emociones encontradas y los
pensamientos alborotados le brindaban un panorama demasiado confuso. Supuso que
la situación no era la mejor para intentar leerla, por lo que no insistió.
—Lo intentaré
—dijo ella, sintiendo algo incómoda.
—Debo
retirarme ya. Espero que termine bien el día, en la medida de lo posible.
—Gracias por
su presencia, detective, y por su honestidad. —Forzó una sonrisa y regresó a la
cafetería, donde le pidió a Nancy algo de beber mientras rogaba por que todo
aquello acabase pronto.
Continúa en Cap. 1 (Parte 5)
Me encanta la novela, quiero saber más de Mia!
ResponderEliminarLa hora sexta.
ResponderEliminarCreo que una obra bastante original, que deja a uno atrapado en la historia para querer saber más. Tiene ese factor sobrenatural que vuelve todo mas sombrío.
La verdad que es un excelente trabajo. Se puede ver el trabajo que dedicaste para escribirla. Me gustaria saber como continua.
Exitos
Gracias por los comentarios, me animan mucho.
ResponderEliminarSaludos,
Me gustó el cambio de fondo, se ve súper.
ResponderEliminarLa historia sigue muy bien e interesante.
Gracias, Amparo! Un gustazo verte por Lichtport.
ResponderEliminarCariños,
wow! me gustó mucho!! Ahora sé un poco más de todos los personajes! Aunque si te soy sincera solo recuerdo un par XD los importantes!!! jajaja
ResponderEliminarle sigo, nunca he leído tan rapido xD esto me emociona >.<
Besos!! ;)
Gracias, Savy! Al principio puede resultar un poco lenta y aburrida, jaja. Sí, hay muchos personajes, pero los principales los recordarás mejor a medida que avance la historia.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios!!!
ajjajjajaajajjajajajajj me encanta mia... lenguaje onomatopeyico...ajajaja
ResponderEliminarjajajaja el cuervo ese ...genial... ¡¡
otro mas y voy por el que sigueeeee, cierto algunos nombres se me van pero yo se que poco a poco conocere mas :p
ResponderEliminarPobre Mía, sola en un pueblo tan extraño y con la reciente muerte de su padre...
ResponderEliminarVoy a leer el próximo a ver que pasará ahora...
Saluditos!!!
Por cierto Kramer, quisiera invitarte a mi nuego blog Mors In Amore, te dejo el link y espero que puedas pasarte por mi nuevo hogar ^^
http://morsinamore.blogspot.mx/