La casa estaba
junto a la costa, a unos metros del mar y rodeada de frondosos arbustos. Mía
bajó del coche despacio y dubitativa, y se tomó unos segundos para mirarla con
detenimiento. Una vez más estaba frente a su casa natal, donde había vivido sus
primeros años y sus primeras pesadillas. La rodeó lentamente para observarla
con detalle. Su padre había repintado el exterior de un color beige suave, pues
no se veía como la recordaba.
Tanto Seth
como David entendieron que debían darle unos minutos para reencontrarse con su
pasado. Las imágenes de una infancia perturbada invadían la mente de Mía junto
al sonido del mar y eso le provocaba escalofríos. Después caminó hacia la costa
para poder contemplar la playa. Estaba vacía, excepto por los pájaros. Estando junto
al mar, uno esperaría encontrarse con gaviotas, pero en Lichtport abundaban los
cuervos. Eso sí lo recordaba, pues le agradaban, los consideraba animales muy bellos,
pero también peligrosos. Como especie, los cuervos prefieren las zonas costeras
o los bosques y en Lichtport encontraban ambas cosas.
Mía recorrió
todo el horizonte con su mirada y allí lo vio: el viejo faro, aún en pie y una
vez más hechizándola. Cerca de este, el pequeño y rústico muelle y un bote de
pesca amarrado a él. Incluso a la distancia se podía percibir cómo se mecía sobre
el mar que comenzaba a violentarse y eso la puso más nerviosa de lo que estaba.
Seth se le acercó
y miró hacia el horizonte también. Las negras nubes se acercaban.
—Me temo que
se aproxima una tormenta —le comentó.
—¿Lo cree? Se
ve muy distante.
—Aquí las
cosas nunca son lo que parecen. Será mejor que entre a la casa.
Y eso hizo ella
junto a los oficiales.
Al dar el
primer paso dentro, sus piernas temblaron. La casa estaba muda y fría como una
tumba, todo estaba perfectamente en su lugar, aunque no muy limpio. Su padre no
era exactamente un pulcro detallista. Primero observó cada centímetro de la
sala, después se atrevió a tocar algunas cosas y entonces la angustia la
invadió. Todo su cuerpo comenzó a tiritar y tuvo que esforzarse por contener el
llanto.
Seth se
inquietó al percibir la ola de dolor que había arrebatado a Mía de repente y le
hizo una seña a David.
—Sabemos lo
difícil que debe ser esto para ti, Mía —le dijo con un tono casi paternal—. ¿Quieres
un poco de agua?
Mía lo miró
de frente con sus ojos inundados:
—Ni siquiera recuerdo
dónde está el refrigerador —dijo y se echó a llorar.
David se
dirigió a la cocina sin vacilar. Conocía la casa de Daniel como la de un amigo
de toda la vida y enseguida regresó con el vaso con agua. Mientras tanto, Mía hurgó
en su bolso y tomó medio calmante de su pastillero para aplacar su ataque de
angustia.
—Es
deprimente —añadió—, saber que usted ha pasado más tiempo en esta casa que yo.
—Tranquila,
todo estará bien —le aseguró el alguacil y la hizo tomar asiento en el sofá—. Relájate
y confía en nosotros. Ahora yo debo regresar a la comisaría, pero el detective
Bauwens se quedará contigo hasta que te sientas mejor, ¿de acuerdo? Estaremos
en contacto.
Ella se lo
agradeció y David se marchó.
—¿Necesita
algo más? —le preguntó Seth.
—Demasiadas
cosas.
—Empiece por
una.
—Podría tomar
asiento y continuar con sus preguntas si lo desea.
Seth notó lo
perturbada que estaba. Fue fácil para él percibir la confusión y el dolor que
nublaban sus emociones y pensamientos, mientras ella batallaba por un poco de
paz.
—No tenemos
que hacerlo en este momento si no se siente bien.
—Estaré bien.
El calmante hará efecto pronto.
—¿Eso fue lo
que tomó? ¿Un calmante?
—En realidad
solo fue medio. Mi psiquiatra me los indica —le aclaró.
—¿Para su...
enfermedad?
—Esquizofrenia.
Eso fue lo que me diagnosticaron cuando era pequeña.
—Pero ya está
curada, ¿cierto?
—No existe
cura permanente para eso, detective. La terapia ayuda y los medicamentos hacen
el resto. Aunque hace años que no los necesito; solamente tomo algún calmante
de vez en cuando.
—Bueno, es
obvio que regresar a Lichtport es duro para usted, pero estoy seguro de que
pronto podrá retomar su vida normal.
—“Normal”, ¡huh!
—murmuró—. Me temo que tenemos conceptos muy diferentes de lo que es normal.
—No esté tan
segura —respondió fríamente el detective y se puso de pie para observar con más
detenimiento la casa—. ¿Le molesta si echo un vistazo?
—¿Le molesta
si lo acompaño? Apenas recuerdo este lugar.
Primero se
dirigieron a la cocina, donde se topó con los viejos y desgastados muebles. Aprovechó
para revisar las alacenas, la despensa y el refrigerador y notar que no había
mucho allí, además de apestosos pescados y algunas verduras ya pasadas. Más
tarde tendría que limpiar todo aquello e ir de compras.
Después subieron
las escaleras hacia la planta alta, donde estaban los dormitorios y el cuarto
de baño. Daniel había convertido la antigua e infantil habitación de Mía en un sencillo
despacho. Conservaba la cama, pero ahora había también una pequeña biblioteca y
un escritorio. Sobre éste reposaba un muñeco de felpa que ella le había
obsequiado hacía muchos años. Lo había ganado en Ravensburg, en una máquina de juegos
para sacar premios con un gancho mecánico, y se lo había regalado a su padre al
dejar el pueblo para que se sintieran siempre unidos. Lo había olvidado por
completo.
Prefirió volver
a enterrar ese recuerdo y continuar su expedición limitándose a lo superficial.
Al ver el dormitorio principal, lleno de objetos personales y ropas de su padre,
comprendió lo vacío que se sentía todo.
—¿Qué voy a
hacer con todo esto? —se preguntó en voz alta.
—No tiene que
preocuparse por eso ahora. Debería descansar.
—¿Y cómo
rayos se supone que voy a dormir en esta cama? —agregó, sentándose en ella y
limpiándose las lágrimas con la mano.
—Todo estará
bien.
—Eso dicen
todos, pero cuando recibí la llamada del alguacil Rourke, supe que no sería así
por mucho tiempo. Mi padre, atacado por... ¿un lobo o un oso? Fue usted quien
lo encontró herido en el bosque, ¿verdad?
—Sí, fui yo. El
doctor Renau y su esposa no pudieron hacer nada por él. Lamento mucho no haber
llegado antes.
—¿Conocía
usted a mi padre?
—No éramos
grandes amigos, pero este es un pueblo chico y todos nos conocemos bastante
bien.
—Me resulta
difícil creer lo que sucedió.
Mía era muy
incrédula. Aunque Lichtport era su pueblo natal, no recordaba demasiados
detalles y en toda su vida tampoco se interesó mucho en conocerlos. Fue luego
de saber lo de su padre que investigó en Internet acerca de la región y no leyó
nada sobre animales salvajes. Los cuervos, las lechuzas, algunas liebres y
demás criaturas inofensivas eran las únicas que habitaban los bosques. Los
lobos más próximos estaban a cientos de kilómetros de distancia y el único
registro de personas atacadas por ellos databa de 1962 en las afueras de Ravensburg.
Seth sintió
la suspicacia de Mía y se mantuvo atento. Ella lo miró y vio en su rostro una
expresión extraña, como si se esforzara por descubrir algo en ella. De pronto,
sobre sus rasgos casi perfectos se dibujó una imagen fugaz y aterradora: sus
ojos se tornaron negros y su boca se abrió como la de una bestia hambrienta,
descubriendo filosos dientes que parecían querer devorarla. La imagen era
instantánea y veloz, aparecía y desaparecía como un televisor averiado que por
momentos capta señales de otro mundo, refulgiendo como flashes e
interponiéndose entre la realidad y la locura.
Las
alucinaciones habían regresado.
Continúa en Cap. 1 (Parte 2)
seran alucinaciones o realidades, que susto, pobre Mía, donde fue a parar.
ResponderEliminarAhh!!! No puedes hacerme estooo!! Esta super! Ya me voy al siguiente! xD Me estoy haciendo adicta, no es buenooo... no es buenooo... ¡¡Quiero mis chocos!! XD
ResponderEliminarSaluditos, le sigo leyendo!! >.<
Jajaja, soy perverso, lo sé... muejeuejeje...
ResponderEliminarMe alegra mucho que te guste, Savy. De verás, me encanta leer los comentarios.
Seguí leyendo no más! Qué lo disfrutes!
¿Perverso? nooo, tú no eres peverso... eres, ¿como decirlo? Siniestro, eso es! xD Un siniestro escritor que le gusta vernos sufrir a la espera de más!!!
ResponderEliminarajajaja
Saluditos!
opino igual que savy...le cortaste en el momento jajjajjajajaa
ResponderEliminardioses¡¡ sigo con la otra parte...
(emo corriendo)
opino igual que savy...le cortaste en el momento jajjajjajajaa
ResponderEliminardioses¡¡ sigo con la otra parte...
(emo corriendo)
Diooooos como me dejas asiiii, y siniestro es el calificativo perfectooo!!!!!!!! >.<
ResponderEliminarque buena historia!! me a gustado mucho..me voy al siguiente capitulo!!
ResponderEliminarGracias, Silmeriel! Bienvenida y dsifruta tu estadía.
ResponderEliminarPD: Espero que no te hayas salteado la "Introducción", le ha pasado a muchos :S
Saludos!
Una primer capítulo perfecto, lleno de imágenes del pasado, muerte y ¿alucinaciones?
ResponderEliminar¡¡Concuerdo con todas, eres perverso al dejarnos así!!
Muy buen cap. Kramer, has logrado impregnar cada imagen en mi cabeza. ^^
Saluditos!!!