La hora sexta - booktrailer

Disclaimer: las imágenes contenidas en este blog han sido en su mayoría trabajadas digitalmente por mí a partir de fotos recogidas en la web. Las hago con fines ilustrativos y artísticos y SIN ningún ánimo de lucro. Si algún elemento que haya utilizado para ellas es de tu propiedad y deseas que lo quite, simplemente contáctame.

10 enero 2011

Cap. 1 Hogar agridulce hogar (Parte 1)

LEER Cap. 1 Hogar agridulce hogar (Introducción)

La casa estaba junto a la costa, a unos metros del mar y rodeada de frondosos arbustos. Mía bajó del coche despacio y dubitativa, y se tomó unos segundos para mirarla con detenimiento. Una vez más estaba frente a su casa natal, donde había vivido sus primeros años y sus primeras pesadillas. La rodeó lentamente para observarla con detalle. Su padre había repintado el exterior de un color beige suave, pues no se veía como la recordaba.
Tanto Seth como David entendieron que debían darle unos minutos para reencontrarse con su pasado. Las imágenes de una infancia perturbada invadían la mente de Mía junto al sonido del mar y eso le provocaba escalofríos. Después caminó hacia la costa para poder contemplar la playa. Estaba vacía, excepto por los pájaros. Estando junto al mar, uno esperaría encontrarse con gaviotas, pero en Lichtport abundaban los cuervos. Eso sí lo recordaba, pues le agradaban, los consideraba animales muy bellos, pero también peligrosos. Como especie, los cuervos prefieren las zonas costeras o los bosques y en Lichtport encontraban ambas cosas.
Mía recorrió todo el horizonte con su mirada y allí lo vio: el viejo faro, aún en pie y una vez más hechizándola. Cerca de este, el pequeño y rústico muelle y un bote de pesca amarrado a él. Incluso a la distancia se podía percibir cómo se mecía sobre el mar que comenzaba a violentarse y eso la puso más nerviosa de lo que estaba.
Seth se le acercó y miró hacia el horizonte también. Las negras nubes se acercaban.
—Me temo que se aproxima una tormenta —le comentó.
—¿Lo cree? Se ve muy distante.
—Aquí las cosas nunca son lo que parecen. Será mejor que entre a la casa.
Y eso hizo ella junto a los oficiales.
Al dar el primer paso dentro, sus piernas temblaron. La casa estaba muda y fría como una tumba, todo estaba perfectamente en su lugar, aunque no muy limpio. Su padre no era exactamente un pulcro detallista. Primero observó cada centímetro de la sala, después se atrevió a tocar algunas cosas y entonces la angustia la invadió. Todo su cuerpo comenzó a tiritar y tuvo que esforzarse por contener el llanto.
Seth se inquietó al percibir la ola de dolor que había arrebatado a Mía de repente y le hizo una seña a David.
—Sabemos lo difícil que debe ser esto para ti, Mía —le dijo con un tono casi paternal—. ¿Quieres un poco de agua?
Mía lo miró de frente con sus ojos inundados:
—Ni siquiera recuerdo dónde está el refrigerador —dijo y se echó a llorar.
David se dirigió a la cocina sin vacilar. Conocía la casa de Daniel como la de un amigo de toda la vida y enseguida regresó con el vaso con agua. Mientras tanto, Mía hurgó en su bolso y tomó medio calmante de su pastillero para aplacar su ataque de angustia.  
—Es deprimente —añadió—, saber que usted ha pasado más tiempo en esta casa que yo.
—Tranquila, todo estará bien —le aseguró el alguacil y la hizo tomar asiento en el sofá—. Relájate y confía en nosotros. Ahora yo debo regresar a la comisaría, pero el detective Bauwens se quedará contigo hasta que te sientas mejor, ¿de acuerdo? Estaremos en contacto.
Ella se lo agradeció y David se marchó.
—¿Necesita algo más? —le preguntó Seth.
—Demasiadas cosas.
—Empiece por una.
—Podría tomar asiento y continuar con sus preguntas si lo desea.
Seth notó lo perturbada que estaba. Fue fácil para él percibir la confusión y el dolor que nublaban sus emociones y pensamientos, mientras ella batallaba por un poco de paz.
—No tenemos que hacerlo en este momento si no se siente bien.
—Estaré bien. El calmante hará efecto pronto.
—¿Eso fue lo que tomó? ¿Un calmante?
—En realidad solo fue medio. Mi psiquiatra me los indica —le aclaró.
—¿Para su... enfermedad?
—Esquizofrenia. Eso fue lo que me diagnosticaron cuando era pequeña.
—Pero ya está curada, ¿cierto?
—No existe cura permanente para eso, detective. La terapia ayuda y los medicamentos hacen el resto. Aunque hace años que no los necesito; solamente tomo algún calmante de vez en cuando.
—Bueno, es obvio que regresar a Lichtport es duro para usted, pero estoy seguro de que pronto podrá retomar su vida normal.
—“Normal”, ¡huh! —murmuró—. Me temo que tenemos conceptos muy diferentes de lo que es normal.
—No esté tan segura —respondió fríamente el detective y se puso de pie para observar con más detenimiento la casa—. ¿Le molesta si echo un vistazo?
—¿Le molesta si lo acompaño? Apenas recuerdo este lugar.
Primero se dirigieron a la cocina, donde se topó con los viejos y desgastados muebles. Aprovechó para revisar las alacenas, la despensa y el refrigerador y notar que no había mucho allí, además de apestosos pescados y algunas verduras ya pasadas. Más tarde tendría que limpiar todo aquello e ir de compras.
Después subieron las escaleras hacia la planta alta, donde estaban los dormitorios y el cuarto de baño. Daniel había convertido la antigua e infantil habitación de Mía en un sencillo despacho. Conservaba la cama, pero ahora había también una pequeña biblioteca y un escritorio. Sobre éste reposaba un muñeco de felpa que ella le había obsequiado hacía muchos años. Lo había ganado en Ravensburg, en una máquina de juegos para sacar premios con un gancho mecánico, y se lo había regalado a su padre al dejar el pueblo para que se sintieran siempre unidos. Lo había olvidado por completo.
Prefirió volver a enterrar ese recuerdo y continuar su expedición limitándose a lo superficial. Al ver el dormitorio principal, lleno de objetos personales y ropas de su padre, comprendió lo vacío que se sentía todo.
—¿Qué voy a hacer con todo esto? —se preguntó en voz alta.
—No tiene que preocuparse por eso ahora. Debería descansar.
—¿Y cómo rayos se supone que voy a dormir en esta cama? —agregó, sentándose en ella y limpiándose las lágrimas con la mano.
—Todo estará bien.
—Eso dicen todos, pero cuando recibí la llamada del alguacil Rourke, supe que no sería así por mucho tiempo. Mi padre, atacado por... ¿un lobo o un oso? Fue usted quien lo encontró herido en el bosque, ¿verdad?
—Sí, fui yo. El doctor Renau y su esposa no pudieron hacer nada por él. Lamento mucho no haber llegado antes.
—¿Conocía usted a mi padre?
—No éramos grandes amigos, pero este es un pueblo chico y todos nos conocemos bastante bien.
—Me resulta difícil creer lo que sucedió.
Mía era muy incrédula. Aunque Lichtport era su pueblo natal, no recordaba demasiados detalles y en toda su vida tampoco se interesó mucho en conocerlos. Fue luego de saber lo de su padre que investigó en Internet acerca de la región y no leyó nada sobre animales salvajes. Los cuervos, las lechuzas, algunas liebres y demás criaturas inofensivas eran las únicas que habitaban los bosques. Los lobos más próximos estaban a cientos de kilómetros de distancia y el único registro de personas atacadas por ellos databa de 1962 en las afueras de Ravensburg.
Seth sintió la suspicacia de Mía y se mantuvo atento. Ella lo miró y vio en su rostro una expresión extraña, como si se esforzara por descubrir algo en ella. De pronto, sobre sus rasgos casi perfectos se dibujó una imagen fugaz y aterradora: sus ojos se tornaron negros y su boca se abrió como la de una bestia hambrienta, descubriendo filosos dientes que parecían querer devorarla. La imagen era instantánea y veloz, aparecía y desaparecía como un televisor averiado que por momentos capta señales de otro mundo, refulgiendo como flashes e interponiéndose entre la realidad y la locura. 
Las alucinaciones habían regresado.


Continúa en Cap. 1 (Parte 2)

10 comentarios:

  1. seran alucinaciones o realidades, que susto, pobre Mía, donde fue a parar.

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  2. Ahh!!! No puedes hacerme estooo!! Esta super! Ya me voy al siguiente! xD Me estoy haciendo adicta, no es buenooo... no es buenooo... ¡¡Quiero mis chocos!! XD

    Saluditos, le sigo leyendo!! >.<

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  3. Jajaja, soy perverso, lo sé... muejeuejeje...

    Me alegra mucho que te guste, Savy. De verás, me encanta leer los comentarios.

    Seguí leyendo no más! Qué lo disfrutes!

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  4. ¿Perverso? nooo, tú no eres peverso... eres, ¿como decirlo? Siniestro, eso es! xD Un siniestro escritor que le gusta vernos sufrir a la espera de más!!!

    ajajaja

    Saluditos!

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  5. opino igual que savy...le cortaste en el momento jajjajjajajaa
    dioses¡¡ sigo con la otra parte...
    (emo corriendo)

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  6. opino igual que savy...le cortaste en el momento jajjajjajajaa
    dioses¡¡ sigo con la otra parte...
    (emo corriendo)

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  7. Diooooos como me dejas asiiii, y siniestro es el calificativo perfectooo!!!!!!!! >.<

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  8. que buena historia!! me a gustado mucho..me voy al siguiente capitulo!!

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  9. Gracias, Silmeriel! Bienvenida y dsifruta tu estadía.

    PD: Espero que no te hayas salteado la "Introducción", le ha pasado a muchos :S

    Saludos!

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  10. Una primer capítulo perfecto, lleno de imágenes del pasado, muerte y ¿alucinaciones?
    ¡¡Concuerdo con todas, eres perverso al dejarnos así!!

    Muy buen cap. Kramer, has logrado impregnar cada imagen en mi cabeza. ^^

    Saluditos!!!

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